LÍNEAS AL VIENTO
El primer día que entré por la puerta de la Residencia algo en mi interior me dijo que éste es el lugar dónde mi padre iba a sentirse bien.
Vosotros desde el primer momento nos disteis plena confianza. No puedo personalizar, ni debo, porque seguro que olvidaría más de un nombre y TODOS, desde el primero al último sois un grandísimo equipo.
Siempre sonrisas, cariño, afecto y tranquilidad y eso se ve en todos los residentes también.
Al principio nuestro padre decía “es un hotel muy recomendable”, su banco de verano a la sombra del árbol, sus paseos, cuando en casa casi ni andaba, sus amistades que aunque cada día fueran nuevas, sus sonrisas les delataban y se buscaban.
Acompañado siempre de su sombrero de paja.
Nuestro padre se sentía querido y sabemos que lo era. Mientras ha estado entre todos vosotros se ha sentido seguro, siempre tenía un beso o una mano que le ayudaba. Y siempre bien arreglado, procurando que no cambiara sus gustos y aspecto.
Podría contar muchas anécdotas que se quedan con nosotros.
Sólo reiteraros nuestro total agradecimiento por vuestros esfuerzos, paciencia, cariño, deferencia y muchos, muchos sustantivos que no cabrían. Muchas gracias.
ANNA, ANDRÉS Y CARLOS ALFA